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Wednesday, August 06, 2003

Lucio Decumio fue un personaje histórico que habitó en la Roma pre-imperial, a caballo entre los siglos II y I antes de Cristo. Hablo de él como personaje histórico puesto que aparece repetidamente en una pentalogía sobre la Antigua Roma escrita por la autora de "El Pájaro Espino", Colleen McCullough. Lucio Decumio fue, según los datos que desglosa esta escritora australiana en sus novelas, un cabecilla semi-mafioso que vivía en el Subura, uno de los barrios más populares, habitados y conflictivos de la Antigua Roma. Pese a que la repercusión de sus actos no alcanzó la más mínima notoriedad, ni tan siquiera en su época, sí que era un personaje conocido y obligadamente respetado en sus áreas de influencia.

Su engarce con la Historia de Roma se produce en el instante en que Cayo Julio César y Aurelia Cota -padres de quien será con el devenir de los años el más celebérrimo de los romanos, Julio César- contraen matrimonio y se trasladan a vivir a una ínsula -un edificio de apartamentos, vamos- situada en el citado barrio romano. Más de uno puede preguntarse qué pintaban los padres de Julio César, dos notables patricios romanos, viviendo en el vecindario más peligroso y menos recomendable de toda Roma. Pues bien, aunque patricios, no les sobraba el dinero y como dote de bodas, Aurelia recibió de su familia el citado bloque de apartamentos. Mientras que Cayo Julio César desempeñaba funciones de tribuno y legado en las legiones de Roma, Aurelia se dedicaba a arrendar los apartamentos de su ínsula y a hacerse respetar entre tan delicado ambiente. Tuvo suerte y según narra la autora, Lucio Decumio, propietario de un local situado en los mismos bajos de la ínsula y en el que se reunía con sus cofrades mafiosos, trabó amistad con la dueña del edificio y se convirtió en el protector de la familia de Aurelia y por extensión, del mismísimo Julio César, quien pasados los años y tras la muerte de su progenitor, llega a tratar a Lucio Decumio -ojo, siempre según las informaciones aportadas por la escritora- como a su propio padre.

Este es, a base de pinceladas muy gruesas y rápidas, el perfil del antiquísimo individuo de quien he tomado prestado el nombre -que no sus hábitos- para firmar en mi blog.

Queda pues satisfecha, la curiosidad de todos aquellos que me cuestionaban por el origen y el significado de este curioso "nick". Su adopción se debió a criterios meramente funcionales, puesto que llegó un momento en que me harté de que cada vez que me fuera a registrar en una página web, mi nombre y apellidos, así como los "nicks" mas usuales que utilizaba ya hubieran sido empleados previamente. Ahora, sólo espero que alguien no haga la gracia y empiece a utilizarlo, con el exclusivo ánimo de hacerme la puñeta.

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